AYUNO
¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? Isaías 58:6-7
Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu padre que está en secreto; y tu padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Mateo 6:17-18
Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno. Marcos 9:29
Antes del bautismo, debe procurarse que el que lo administra, el que va a ser bautizado, y otras personas, si pudiere ser, ayunen. Al recién iniciado, le harás ayunar uno o dos días antes. Es preciso que sus ayunos no sean parecidos a los de los hipócritas, puesto que ellos ayunan el segundo y quinto día de cada semana. En cambio ustedes ayunarán el día cuarto (miércoles) y la víspera del sábado (viernes). Didaché (80-140 d.C.)
Volvamos a la palabra que nos ha sido entregada desde el principio, siendo sobrios en la oración y constantes en los ayunos, rogando al Dios omnisciente, con súplicas, que no nos deje caer en la tentación, según dijo el Señor: El espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. Policarpo (135 d.C.)
El dar limosna es, pues, una cosa buena, como el arrepentirse del pecado. El ayuno es mejor que la oración, pero el dar limosna mejor que estos dos… Porque el dar limosna quita la carga del pecado. Segunda de Clemente (150 d.C.)
Toda pregunta requiere humildad. Ayuna, pues, y recibirás del Señor lo que has pedido. Hermas (150 d.C.)
Yo te enseñaré que es un ayuno completo y aceptable al Señor. Escucha, dijo; Dios no desea un ayuno tan vano; porque al ayunar así ante Dios no haces nada por la justicia. Pero observa [ante Dios] un ayuno así: no hagas maldad en tu vida, y sirve al Señor de puro corazón; observa sus mandamientos y anda en sus ordenanzas, y que ningún mal deseo se levante en tu corazón; sino cree en Dios. Entonces, si haces estas cosas y le temes y te abstienes de todo mal, vivirás para Dios; y si haces estas cosas, guardarás un gran ayuno, un ayuno aceptable a Dios. Hermas (150 d.C.)
Esta es, pues, la manera en que has de guardar este ayuno [que estás a punto de observar]. Ante todo, guárdate de toda mala palabra y de todo mal deseo, y purifica tu corazón de todas las vanidades de este mundo. Si guardas estas cosas, este ayuno será perfecto para ti. Y así harás. Habiendo cumplido lo que está escrito, en el día en que ayunes no probarás sino pan y agua; y contarás el importe de lo que habrías gastado en la comida aquel día, y lo darás a una viuda o a un huérfano, o a uno que tenga necesidad, y así pondrás en humildad tu alma, para que el que ha recibido de tu humildad pueda satisfacer su propia alma, y pueda orar por ti al Se-ñor. Así pues, si cumples así tu ayuno, según te ha mandado, tu sacrificio será aceptable a la vista de Dios, y este ayuno será registrado; y el servicio realizado así es hermoso y gozoso y aceptable al Señor. Hermas (150 d.C.)
Quienes se convencen y aceptan por la fe que es verdad lo que nosotros enseñamos y decimos, y prometen ser capaces de vivir según ello, se les instruye a que oren y pidan con ayunos el perdón de Dios por sus pecados anteriores, y nosotros oramos y ayunamos juntamente con ellos. Luego los llevamos a un lugar donde haya agua. Justino Mártir (160 d.C.)
El ayuno con oración es algo bueno. Ayunar significa abstenerse de toda cosa mala: en acción, palabra e incluso en el pensamiento. Clemente de Alejandría (195 d.C.)
Además, ha de contentarse con la comida y la bebida más simple, no por causa de su estómago, sino de su espíritu: el ayuno sirve de alimento a la oración, pasando los días y las noches ante el Señor con gemidos, lágrimas y sollozos. Tertuliano (197 d.C.)
Consideramos como prohibido ayunar o hacer oración de rodillas en domingo, y el mismo privilegio disfrutamos desde el día de Pascua al de Pentecostés. Tertuliano (197 d.C.)
Nosotros ayunamos hasta la hora novena (tres de la tarde) o aun hasta el anochecer. A veces se ayuna hasta el día siguiente. Victorino (280 d.C.)
VER TAMBIÉN CULTO CRISTIANO; DÍA DEL SEÑOR; ORACIÓN