DIVORCIO

Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que él aborrece el repudio, y al que cubre de iniquidad su vestido, dijo Jehová de los ejércitos. Guardaos, pues, en su espíritu, y no seáis desleales. Malaquías 2:16

Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera. Mateo 19:9

Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer. 1 Corintios 7:10-11

Y yo le dije: “Señor, si un hombre que tiene una esposa que confía en el Señor la descubre en adulterio, ¿comete pecado el marido que vive con ella?” “En tanto que esté en la ignorancia,” me dijo, “no peca; pero si el marido sabe que ella peca, y la esposa no se arrepiente, sino que continúa en la fornicación, y el marido vive con ella, él se hace responsable del pecado de ella y es un cómplice en su adulterio.” Y le dije: “¿Qué es, pues, lo que ha de hacer el marido si la esposa sigue en este caso?” “Que se divorcie de ella,” dijo él, “y que el marido viva solo; pero si después de divorciarse de su esposa se casa con otra, él también comete adulterio.” Hermas (150 d.C.)

“Así pues, Señor,” le dije, “si después que la esposa es divorciada se arrepiente y desea regresar a su propio marido, ¿no ha de ser recibida?” “Sin duda ha de serlo,” me dijo; “si el marido no la recibe, peca y acarrea gran pecado sobre sí; es más, el que ha pecado y se arrepiente debe ser recibido, pero no varias veces, porque sólo hay un arrepentimiento para los siervos de Dios. Por amor a su arrepentimiento, pues, el marido no debe casarse con otra. Esta es la manera de obrar que se manda al esposo y a la esposa. “No sólo,” dijo él, “es adulterio si un hombre contamina su carne, sino que todo el que hace cosas como los paganos comete adulterio. Por consiguiente, si hechos así un hombre los sigue haciendo y no se arrepiente, mantente aparte de él y no vivas con él. De otro modo, tú también eres partícipe de su pecado. Por esta causa, se les manda que permanezcan solos, sea el marido o la esposa; porque en estos casos es posible el arrepentimiento.” Hermas (150 d.C.)

Sobre la castidad, (Cristo) dijo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio en su corazón. Si tu ojo derecho te escandaliza, arráncatelo y tíralo; porque más te vale que se pierda uno de tus miembros y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y el que se casa con una divorciada de otro marido, comete adulterio.... Así, para nuestro Maestro, no sólo son pecadores los que contraen doble matrimonio conforme a la ley humana, sino también los que miran a una mujer para desearla. Justino Mártir (160 d.C.)

O hay que permanecer tal como uno nació, o hay que casarse una sola vez. El segundo matrimonio es un adulterio decente. Dice la Escritura: “el que deja a su mujer y se casa con otra, comete adulterio,” no permitiendo abandonar a aquella cuya virginidad uno deshizo, ni casarse de nuevo. Atenágoras (175 d.C.)

¿Por qué Moisés mandó dar el acta de repudio y echar a la mujer? Esto fue permitido por su dureza de corazón; mas no fue así desde el principio. Excusó a Moisés, porque era un siervo fiel; pero también confesó que fue Dios quien había hecho al inicio al varón y a la mujer, y a ellos los reprendió por ser duros e insubordinados: por eso Moisés les dio el precepto del repudio, acomodado a su dureza. Ireneo (180 d.C.)

Que la escritura aconseja el matrimonio y no permite deshacerse de tal unión expresamente está contenido en la ley, “No repudiarás a tu esposa, excepto por causa de fornicación.” Esto se refiere a la fornicación del matrimonio del conyuge separado mientras que el otro está vivo…” El que toma una mujer repudiada, comete adulterio.” Clemente de Alejandría (195 d.C.)

(Entre los paganos) Ya el divorcio se busca como fruto del matrimonio: el deseo del casado no es el hijo, sino la división: se halló ya que el camino para hacer divorcio sin culpa, es hacer culpa para divorciarse. Tertuliano (197 d.C.)

Hablando del divorcio, las mujeres (paganas) lo anhelan como si fuera la consecuencia natural del matrimonio. Tertuliano (197 d.C.)

Lo que Dios juntó, no lo separe ningún hombre… ni magistrado ni ningún otro poder. Porque Dios, quien los juntó, es mayor en poder que todo lo demás que uno pudiera nombrar o aun imaginar. Orígenes (225 d.C.)

Una esposa no debe separarse de su esposo. O si se separa, debe permanecer sin casarse. Cipriano (250 d.C.)

El que se casa con una mujer divorciada es un adúltero. Lactancio (304-313 d.C.)

VER TAMBIÉN MATRIMONIO; RECASAMIENTO

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