PREFACIO A LA PRESENTE TRADUCCIÓN

Estimado lector,

Agradecemos al Señor por haber sido posible presentar algunos de los testimonios de sus santos. Oramos que tu admiración por ellos no sea sólo una emoción pasajera, sino que te impulse a la acción. Te animamos a tomar en serio las palabras de Jesús en los evangelios y a obedecerlas de una manera real en tu vida, y experimentarás tú mismo qué significa llevar la cruz. Sólo entonces este libro tendrá sentido para ti, tendrás comunión con los mártires que vivieron en tiempos pasados, y serás digno del reino de Dios. Considera en las siguientes citas el grito de los mártires del siglo dieciséis:

El mundo también se salvaría con alegría si no fuera necesario pasar por medio del desprecio y el dolor, lo cual sufren todos los verdaderos cristianos.

Él que desea seguir a Cristo tiene que ignorar el desprecio de este mundo: tiene que llevar su cruz con sinceridad. No hay otro camino que lleva al cielo.

Él que desea ir por el camino estrecho, será despreciado por todos aquí… el camino es estrecho y el que desea entrar por él, primero tendrá que soportar gran sufrimiento.

No tengo lugar para morar aquí en la tierra. Adonde vaya, tengo que ser castigado. La pobreza es mi destino. La cruz y el sufrimiento son mi gozo. Las cadenas y el encarcelamiento han llegado a ser mi vestidura. Ni entre los animales del bosque hallo descanso. La gente me persigue allí también, o me expulsa. No puedo entrar en ninguna casa. La gente no me lo permite, o me echa fuera. Debo ocultarme, desaparecer, gatear como un ratón. Todos mis amigos me han abandonado. Todas las calles están cerradas para mí. Le gente está determinada a capturarme tan pronto como me encuentre. Sufro en sus manos. Me golpean con palos. Me odian sin causa. La gente me da las migajas de su mesa con desprecio. No me permiten beber agua de sus pozos, y no quieren que disfrute ni la luz del sol. No tengo paz entre ellos. No me dejan pasar de su puerta. Se avergüenzan de mí porque he decidido seguir a Cristo.

Antes de tener en poco las cosas que escribieron o pensar que ellos se desequilibraron, escribiendo de una manera tan “pesimista” debido a los tiempos en que vivían, nosotros debemos examinarnos a nosotros mismos para ver si somos verdaderos seguidores de Cristo, pues estos discípulos sencillamente repetían lo que Cristo había enseñado desde el principio. En Juan 15:18, Él dice: “Si el mundo los odia a ustedes, sepan que a mí me odió primero. Si ustedes fueran del mundo, la gente del mundo los amaría, como ama a los suyos. Pero yo los escogí a ustedes entre los que son del mundo y por eso el mundo los odia, porque ya no son del mundo.”

Nosotros podemos afirmar que vivimos en “tiempos de paz” a diferencia de “tiempos de persecución,” pero el mundo nunca dejará de odiar a los verdaderos cristianos. Si nosotros no hemos llegado a entender esta gran verdad, todavía no sabemos de la verdadera naturaleza del cristianismo.

Muchos de los mártires fueron a sus muertes llenos de gozo y alabando a Dios por haber sido hallados dignos de sufrir por Él. ¿Somos nosotros dignos de sufrir por Él? ¿Hay suficiente luz en nuestras vidas que pueda llevarnos a un conflicto con las tinieblas de este mundo? ¿O vamos a satisfacernos con ser “buenos cristianos” estimados por el mundo? ¡Que Dios nos ayude!

En Hebreos 11:37-40 dice que los hijos de Dios:

“… fueron apresados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.”

¡Sigamos el mismo camino, siguiendo al Cordero ensangrentado de Dios que ellos seguían! Amén.

Olen y Anthony, setiembre del 2010

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