LAVATORIO DE LOS PIES
Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo. Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza. Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio. Juan 13:8-10
Sea puesta en la lista sólo la viuda no menor de sesenta años, que haya sido esposa de un solo marido, que tenga testimonio de buenas obras… si ha lavado los pies de los santos. 1 Timoteo 5:9-10
Ahora, en los últimos días, cuando llegó el cumplimiento del tiempo de la libertad, la Palabra misma la cumplió: “Lavó las inmundicias de las hijas de Sión,” cuando lavó los pies de los discípulos con sus propias manos. En el principio, por medio de nuestros primeros padres, fuimos entregados a la esclavitud, sujetándonos a la muerte. Asimismo, por último, por medio del nuevo Hombre todos los que eran sus discípulos desde el principio fueron limpiados y lavados de las cosas que pertenecen a la muerte. Por tanto, éstos pueden vivir para Dios. Porque el que lavó los pies de los discípulos, santificó todo el cuerpo y lo dejó limpio. Ireneo (180 d.C.)
“Si he lavado los pies de los santos,” quiere decir, si ella ha cumplido las obras más bajas para los santos. Clemente de Alejandría (195 d.C.)
¿(Qué esposo incrédulo permitirá a su esposa) ofrecer agua para los pies de los santos? Tertuliano (205 d.C.)