LIBROS Y TRATADOS DEMOSTRANDO LAS DOCTRINAS Y PRÁCTICAS DE LA IGLESIA PRIMITIVA

Los materiales en esta página demuestran las doctrinas y prácticas de los primeros cristianos con el fin de volver a practicar las verdades de la Iglesia Primitiva

¿NOS PROMETE DIOS UNA MEJOR SALUD?

      
     

  El evangelio “de salud y prosperidad” ha llegado a ser sumamente popular en las iglesias de hoy. Muchas de las iglesias que están creciendo más en el mundo hoy son las iglesias que predican este “evangelio”. Algunos de los predicadores de prosperidad construyen su teología entera alrededor de un versículo en 3 Juan: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” (3 Juan 2).      

¿Qué quería decir Juan al escribir estas palabras? ¿Quería decir que deseaba que los cristianos todos prosperaran materialmente y que tuvieran salud? ¿Les estaba prometiendo que Dios siempre les daría las riquezas y la salud?

En cuanto al “evangelio de salud”, la historia, tanto la cristiana como la secular, nos enseña que los cristianos no disfrutaron de mejor salud que los mundanos a su alrededor. Las cartas escritas por los cristianos dan testimonio de que ellos padecieron de las mismas enfermedades y calamidades de que padecieron los demás.      

Los primeros cristianos creyeron en la sanidad divina, pero sus testimonios acerca de los milagros de sanidad confirman que tales sanidades las administraban a los incrédulos como señal para éstos. Normalmente no las recibían ellos mismos como si fuera una bendición prometida por Dios.     

  Cipriano escribió de la desilusión de algunos cristianos cuando padecieron de alguna enfermedad: “Les molesta a algunos que el poder de la enfermedad nos ataque a nosotros de la misma manera que ataca a los paganos. [Es] como si el cristiano creyera en disfrutar de los placeres de este mundo y escapar de las enfermedades, en lugar de soportar las adversidades aquí y esperar los goces venideros. Mientras permanezcamos sobre la tierra, pasaremos por las mismas tribulaciones que los demás de la raza humana, aunque vivamos separados de ellos en espíritu. . . . Así como cuando la tierra se hace estéril y no hay cosecha, el hambre no hace acepción de personas. Cuando un ejército enemigo captura una ciudad, todos son llevados cautivos sin distinción. Cuando las bellas nubes no dan su agua, la sequía afecta a todos por parejo. . . . Padecemos de enfermedades de los ojos, de fiebre, y de debilidad del cuerpo, en la misma manera que los demás.” (230-258 d.C)      

Los primeros cristianos no tenían una religión que prometía la prosperidad material ni una salud superior en esta vida. Pero sí creían en el poder de Dios. Su fe en el poder de Dios y su protección sobresale ante la fe de los cristianos de hoy en día.