SANIDADES

Y yendo, prediquen, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios. Mateo 10:7-8

Sabiendo esto Jesús, se apartó de allí; y le siguió mucha gente, y sanaba a todos. Mateo 12:15

Él respondió y le dijo: La generación mala y adúltera demanda señal. Mateo 12:39

Muy lejos están de resucitar a los muerto (los herejes) como lo han hecho el Señor y los apóstoles por medio de la oración y como en algunos casos ha sucedido en la comunidad cuando ha sido necesario, cuando toda la iglesia lo ha suplicado con ayunos y ruegos, de modo que “ha regresado al muerto el espíritu” como respuesta a las oraciones de los santos. Ireneo (180 d.C.)

Por eso sus discípulos verdaderos en su nombre hacen tantas obras en favor de los seres humanos, según la gracia que de él han recibido… otros curan las enfermedades por la imposición de las manos y devuelven la salud; y, como arriba hemos dicho, algunos muertos han resucitado y vivido entre nosotros por varios años. ¿Qué más podemos decir? Son incontables las gracias que la iglesia extendida por todo el mundo recibe de Dios. Ireneo (180 d.C.)

La enfermedad, el accidente y la muerte también acaecen sobre el hombre espiritual. Clemente de Alejandría (195 d.C.)

El hecho de que experimentemos y padezcamos las debilidades propias del cuerpo humano no es para nosotros un castigo, sino ocasión de combatir. Marco Minucio Félix (200 d.C.)

Miren cuantos hombres de rango han sido librados de demonios y sanados de enfermedades. Tertuliano (212 d.C.)

Algunas personas muestran evidencias de haber recibido por la fe un poder maravilloso por medio de las sanidades que ellos realizan. Ellos no invocan otro nombre sobre aquellas personas que necesitan su ayuda que el de Dios y de Jesús haciendo mención de su historia. Por estos medios, yo también he visto a muchas personas que han sido libradas de calamidades, trastornos mentales, locuras y muchas otras enfermedades que no podían ser curadas ni por los hombres ni por los demonios. Orígenes (248 d.C.)

Pero como veo que no hay ocasión de reunirme con ustedes, y ya ha empezado el verano, en el que suelen atacar las enfermedades graves y frecuentes, considero que se ha de ayudar a los hermanos. Así que los que recibieron recomendación de los mártires y pueden ser ayudados por su intercesión ante Dios, si se vieren en trance de peligro o de enfermedad, sin esperar mi presencia, pueden cumplir su arrepentimiento de su delito ante cualquier presbítero presente, o, si no se encontrare un presbítero y urgiera el peligro de muerte, ante un diácono también, a fin de que, impuesta la mano como signo de reconciliación, vayan al Señor con la paz que nos solicitaron los mártires se les concediera en sus cartas. Cipriano (250 d.C.)

Les molesta a algunos que el poder de la enfermedad nos ataque a nosotros (los cristianos) de la misma manera que ataca a los paganos. [Es] como si el cristiano creyera en disfrutar de los placeres de este mundo y escapar de las enfermedades, en lugar de soportar las adversidades aquí y esperar los goces venideros. Mientras permanezcamos sobre la tierra, pasaremos por las mismas tribulaciones que los demás de la raza humana, aunque vivamos separados de ellos en espíritu… Padecemos de enfermedades de los ojos, de fiebre, y de debilidad del cuerpo, en la misma manera que los demás. Cipriano (250 d.C.)

VER TAMBIÉN DONES ESPIRITUALES; SALUD

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