TEATRO
Los romanos habían adoptado su teatro de los griegos, y los temas principales de las obras dramáticas eran los crímenes, el adulterio y la inmoralidad. O los muchachos o bien las prostitutas hacían los papeles de las mujeres. Aunque el teatro era el pasatiempo favorito de los romanos de clase alta, los cristianos lo evitaban con repugnancia.
Debemos abstenernos forzosamente de oír y ver cosas obscenas, y, más aún, de realizar actos obscenos, como mostrar y desnudar innecesariamente ciertas partes del cuerpo; o mirar las partes más intimas. Clemente de Alejandría (195 d.C.)
No sin razón alguien podría llamar a los estadios y a los teatros “escuelas de pestilencia,” pues allí hay también un “consejo” (Salmos 1:1) que trama el mal contra el Justo, razón por la que es maldita esta asamblea que condena al Justo. Clemente de Alejandría (195 d.C.)
Los hombres actúan de mujeres y las mujeres de hombres, contrario a la naturaleza. Las esposas son al mismo tiempo esposas y esposos… ¡Oh, miserable espectáculo! ¡Horrible conducta! Clemente de Alejandría (195 d.C.)
Por lo tanto, deben suprimirse los espectáculos y las audiciones por estar repletos de bufonería y de charlatanería. ¿Qué acción torpe no se muestra en los teatros? ¿Qué desvergonzadas palabras no pronuncia los bufones? Los que disfrutan con los vicios de aquéllos, es evidente que, cuando están en sus casas, tratan de imitar tales representaciones, y, al contrario, quienes no se dejan seducir y son insensibles a ellos no podrán resbalar jamás hacia los fáciles placeres. Clemente de Alejandría (195 d.C.)
¿Qué diré? Que un comediante infame, representando el papel de Hércules se vista de la imagen de su dios, y que el cuerpo impuro de una ramera torpe se vista en lascivo traje de la majestad de Minerva, y que en presencia suya se mezclen torpemente estos representantes; y que viendo ustedes ultrajada la majestad y la deidad violada, estén aplaudiendo con risa un acto tan profano. Tertuliano (197 d.C.)
El padre que protege con cuidado y guarda los oídos de su hija virgen luego la lleva al teatro él mismo. Allí la expone a todo su lenguaje indecente y actitudes viles. Luego él hace la pregunta: ¿Cómo puede ser justo ver las cosas que son injusto hacer? Y aquellas cosas que contaminan al hombre cuando salen de su boca, ¿no le contaminarán cuando entran por sus ojos y oídos? Tertuliano (197 d.C.)
Todo celo en la búsqueda de gloria y honor está muerto en nosotros… Entre nosotros nunca se dice, ve o escucha nada que tenga algo en común con la locura del circo, la deshonestidad del teatro, las atrocidades de la arena o el ejercicio inútil del campo de lucha libre. ¿Por qué se ofenden con nosotros si diferimos de ustedes en cuanto a sus placeres? Tertuliano (197 d.C.)
Mucho menos puede turbarnos la fiesta de los espectáculos, porque igualmente renunciamos estas fiestas, como su origen supersticioso y las acciones con que se celebran. ¿Qué puede esperar nuestro deseo en las cuadrigas del circo? ¿Qué tienen que oír nuestros oídos en las torpezas del teatro? ¿Qué tienen que ver nuestros ojos en la atrocidad con que las fieras despedazan hombres en la arena? ¿Qué tiene que aprender nuestra atención en la vanidad de las acciones del visto? ¿En qué les ofendemos por presumir que hay otros deleites más gustosos que sus juegos? Tertuliano (197 d.C.)
En las representaciones teatrales no es menor la locura ni la desvergüenza; unas veces, el actor narra o representa adulterios, otras, un comediante afeminado incita al amor mientras lo representa; el mismo actor deshonra a sus dioses escenificando violaciones, gemidos, odios y con sus colores simulados, con sus gestos y movimientos vanos provoca sus lágrimas. De este modo, en la realidad condenan el homicidio lo lloran en la ficción. Marco Minucio Félix (200 d.C.)
A mí me parece que las influencias depravadoras del teatro son hasta peores [que las de la arena]. Los temas de las comedias son las violaciones de las vírgenes y el amor de las prostitutas… De manera parecida, las tragedias levantan a la vista [de los espectadores] el homicidio de los padres y actos incestuosos cometidos por reyes impíos… ¿Y será mejor el arte de los mimos? Enseñan el adulterio cuando hacen el papel de los adúlteros. ¿Qué estarán aprendiendo nuestros jóvenes cuando ven que nadie tiene vergüenza de tales cosas, sino que todos las miran con gusto? Lactancio (304-313 d.C.)
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