TRADICIÓN APOSTÓLICA
Todas las enseñanzas de Jesús se comunicaban oralmente. El no dejó ni siquiera una palabra escrita de instrucción para la iglesia. De hecho, el Nuevo Testamento que conocemos hoy no se completó hasta casi terminar el primer siglo. Por esta razón, la iglesia del primer siglo tenía que depender mayormente de las enseñanzas habladas de los apóstoles; es decir, de la tradición apostólica.
La tradición apostólica constaba de dos cosas principales. Primero, establecía o aprobaba prácticas respecto a la adoración y el compañerismo cristiano. En verdad, la iglesia primitiva recibió la mayoría de sus prácticas en estos puntos por tradición apostólica hablada, no por escrito.
En segundo lugar, las enseñanzas habladas de los apóstoles aclaraban y explicaban los puntos que se habían tratado (o que pronto serían tratados) en los escritos que componen el Nuevo Testamento. Y ya que la iglesia primitiva se aferraba a las abundantes instrucciones habladas de los apóstoles, tuvieron una gran ventaja en cuanto a interpretar los escritos de los apóstoles.
No se confunda las tradiciones apostólicas con las tradiciones humanas adoptadas por las iglesias después. La gran mayoría de las tradiciones enseñadas por la iglesia católica romana y por la iglesia ortodoxa (de Grecia y Rusia) eran desconocidas a los cristianos primitivos. Tales tradiciones se adoptaron después del tiempo de Constantino (del año 325 d.C.).
Os alabo, hermanos, porque en todo os acordáis de mí, y retenéis las instrucciones tal como os las entregué. 1 Corintios 11:2
Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con ustedes. Filipenses 4:9
Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra. 2 Tesalonicenses 2:15
Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza que recibisteis de nosotros. 2 Tesalonicenses 3:6
Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros. 2 Timoteo 2:2
Este Verbo, digo, que es eterno, es el que hoy es contado como Hijo, a través del cual… es cantado el temor de la ley, y la gracia de los profetas es reconocida, y la fe de los evangelios es establecida, y se preserva la tradición de los apóstoles, y crece el gozo de la iglesia. Epístola a Diogneto (125-200 d.C.)
Yo acostumbraba inquirir lo que habían dicho Andrés, Felipe, Tomás, Jacobo, Juan, Mateo o cualquier otro de los discípulos del Señor, y lo que están diciendo Aristión y el anciano Juan, los discípulos del Señor. Porque los libros para leer no me aprovechan tanto como la viva voz resonando claramente en el día de hoy en (la persona de) sus autores. Papías (120 d.C.)
Entonces, si se halla alguna divergencia aun en alguna cosa mínima, ¿no sería conveniente volver los ojos a las iglesias más antiguas, en las cuales los apóstoles vivieron, a fin de tomar de ellas la doctrina para resolver la cuestión, lo que es más claro y seguro? Incluso si los apóstoles no nos hubiesen dejado sus escritos, ¿no hubiera sido necesario seguir el orden de la tradición que ellos legaron a aquellos a quienes confiaron las iglesias? Ireneo (180 d.C.)
Y ni aquel que sobresale por su elocuencia entre los jefes de la iglesia predica cosas diferentes de éstas porque ningún discípulo está sobre su Maestro ni el más débil en la palabra recorta la tradición: siendo una y la misma fe, ni el que mucho puede explicar sobre ella la aumenta, ni el que menos puede la disminuye. Ireneo (180 d.C.)
uando nosotros atacamos (a los herejes) con la tradición que la iglesia registrada a partir de los apóstoles por la sucesión de los presbíteros, se ponen contra la tradición… Y terminan por no estar de acuerdo ni con la tradición ni con las Escrituras. Ireneo (180 d.C.)
Para todos aquellos que quieran ver la verdad, la tradición de los apóstoles ha sido manifestada al mundo en toda la iglesia, y podemos enumerar a aquellos que en la iglesia han sido constituidos obispos y sucesores de los apóstoles hasta nosotros, los cuales ni enseñaron ni conocieron las cosas que aquéllos (los grupos heréticos) deliran. Ireneo (180 d.C.)
La iglesia fundada y constituida en Roma por los dos gloriosísimos apóstoles Pedro y Pablo, desde los cuales, conserva la tradición y “la fe anunciada” a los hombres por los sucesores de los apóstoles que llegan hasta nosotros… Luego de haber fundado y edificado la iglesia (de Roma), los dichosos apóstoles entregaron el servicio del episcopado a Lino: a este Lino lo recuerda Pablo en sus cartas a Timoteo. Anacleto lo sucedió. Después de él, en tercer lugar desde los apóstoles, Clemente heredó el episcopado, el cual vio a los apóstoles y con ellos confirió, y tuvo ante los ojos la predicación y tradición de los apóstoles que todavía resonaba; y no él solo, porque aún vivían entonces muchos, los cuales habían recibido la doctrina de los apóstoles. En tiempo de este mismo Clemente suscitándose una disensión no pequeña entre los hermanos que estaban en Corinto, la iglesia de Roma escribió la carta más autorizada a los corintios, para congregarlos en la paz y ayudar a su fe, y para anunciarles la tradición que poco tiempo antes había recibido de los apóstoles. Ireneo (180 d.C.)
A Clemente sucedió Evaristo, a Evaristo Alejandro, y luego, sexto a partir de los apóstoles, fue constituido Sixto. En seguida Telésforo, el cual también sufrió gloriosamente el martirio; siguió Higinio, después Pío, después Aniceto. Habiendo Sotero sucedido a Aniceto, en este momento Eleuterio tiene el duodécimo lugar desde los apóstoles. Por este orden y sucesión (de obispos) ha llegado hasta nosotros la tradición que inició en los apóstoles. Y esto muestra plenamente que la única y misma fe vivificadora que viene de los apóstoles ha sido conservada y transmitida en la iglesia hasta hoy. Ireneo (180 d.C.)
Finalmente la iglesia de Efeso, que Pablo fundó y en la cual Juan permaneció hasta el tiempo de Trajano, es también testigo de la tradición apostólica verdadera. Ireneo (180 d.C.)
Muchos pueblos bárbaros dan su asentimiento a esta ordenación, y creen en Cristo, sin papel ni tinta en su corazón tienen escrita la salvación por el Espíritu Santo, los cuales con cuidado guardan la vieja tradición, creyendo en un solo Dios. Ireneo (180 d.C.)
Concedamos que todas las iglesias hayan caído en el error; que el mismo apóstol se haya equivocado al dar testimonio en favor de algunas… ¿Es posible realmente que tantas y tan importantes iglesias hayan andado por el camino del error para encontrarse finalmente en una misma fe? Muchos sucesos independientes no llevan a un resultado único. El error doctrinal de las iglesias debería haber llevado a la diversificación. Pero sea lo que fuere, cuando entre muchos se aprecia unanimidad, ésta no viene del error, sino de la tradición. ¿Quién tendrá la audacia de decir que se equivocaron los autores de esta tradición? Tertuliano (197 d.C.)
¿Qué es lo que predicaron (los apóstoles), es decir, qué es lo que Cristo les reveló? Mi presupuesto de prescripción es que esto no se puede esclarecer si no es recurriendo a las mismas iglesias que los apóstoles fundaron y en las que ellos predicaron “de viva voz,” como se dice, lo mismo que más tarde escribieron por cartas. Si esto es así, es evidente que toda doctrina que esté de acuerdo con la de aquellas iglesias apostólicas, madres y fuentes de la fe, debe ser considerada como verdadera, ya que claramente contiene lo que las iglesias han recibido de los apóstoles, como éstos la recibieron de Cristo y Cristo de Dios… Nosotros estamos en comunión con las iglesias apostólicas, ya que nuestra doctrina en nada difiere de la de aquellas. Este es el criterio de la verdad. Tertuliano (197 d.C.)
Ellos (los discípulos de los apóstoles) conservaron la tradición verdadera de la enseñanza bienaventurada que procedía directamente de Pedro, Santiago, Juan y Pablo, los santos apóstoles, recibida de padres a hijos, aunque son pocos los hijos semejantes a sus padres. Y así ellos por la gracia de Dios depositaron en nosotros aquella semilla que se remontaba en su origen a los padres y a los apóstoles. Tengo por cierto que los lectores se alegrarán, no de esta exposición en sí misma, sino de la fidelidad vigilante de estas indicaciones. Porque pienso que el modelo del alma desea guardar la bienaventurada tradición sin que se pierda gota de ella. Clemente de Alejandría (195 d.C.)
Por lo demás, si algunas tienen la audacia de remontarse hasta la edad apostólica, a fin de parecer ser transmitidas por los apóstoles por el hecho de haber existido en la época de los apóstoles, les podemos replicar: Que nos muestren los orígenes de sus iglesias; que nos desarrollen las listas de sus obispos en el orden sucesorio desde los comienzos, de suerte que el primer obispo que presenten como su autor y padre sea alguno de los apóstoles o de los varones apostólicos que haya perseverado en unión con los apóstoles. En esta forma, solo las iglesias apostólicas pueden presentar sus listas, como la de Esmirna, que afirma que Policarpo fue instituido por Juan, y la de Roma, que afirma que Clemente fue ordenado por Pedro. De la misma manera las demás iglesias muestran a aquellos a quienes los apóstoles constituyeron en el obispado y son sus rebrotes de la semilla apostólica. Tertuliano (197 d.C.)
Así pues, que todas las herejías, llamadas a juicio por nuestras iglesias bajo una u otra de estas formas, prueben que son apostólicas por alguna de ellas. Pero está claro que no son apostólicas, y que no pueden probar ser lo que no son, y que no son admitidas a la paz y a la comunión con las iglesias que de cualquier manera son apostólicas. Tertuliano (197 d.C.)
Queridos hermanos, nuestras creencias estén de acuerdo con la tradición de los apóstoles. Hipólito (200 d.C.)
Hay que guardar la doctrina de la iglesia, la cual proviene de los apóstoles por la tradición sucesoria, y permanece en la iglesia hasta el tiempo presente. Orígenes (225 d.C.)
Con toda diligencia hay que guardar la tradición divina y las prácticas apostólicas, y hay que guardar lo que se practica entre nosotros que es lo que se practica casi en todas las provincias del mundo. Cipriano (250 d.C.)
“No se introduzca innovación alguna, dice, sino se siga la tradición.” ¿De dónde viene tal tradición? ¿Acaso no viene de la autoridad del Señor y del evangelio, o de las ordenanzas y cartas de los apóstoles? Cipriano (250 d.C.)
VER TAMBIÉN FE APOSTÓLICA; IGLESIAS APOSTÓLICAS