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El verdadero conflicto entre nosotros y los primeros cristianos

El conflicto no se centra en los escritos de los primeros cristianos versus la Biblia. Recuerda, el único propósito de ver los escritos de los cristianos primitivos es para entender mejor la Escritura. No hay conflicto entre ellos y la Escritura.

El problema central es entre cómo entendieron ellos la Escritura versus cómo la entendemos nosotros. Volvamos a nuestra ilustración del contrato de fabricación de sillas. ¿Deberíamos adivinar lo que quiere decir el contrato? ¿O deberíamos mirar el curso de acción de Ezra Mast y James Butler, los que originalmente escribieron el contrato?

Los primeros cristianos eran estudiantes de la Escritura. De hecho, se ha afirmado que si todas las copias del Nuevo Testamento hubiesen sido destruidas, podría ser reconstruido en gran medida simplemente por las citas de los primeros cristianos. Sus enseñanzas son apoyadas fuertemente por la Escritura. Después de todo, ellos también creyeron en la inspiración e infalibilidad de la Escritura.

De hecho, prácticamente todas las cosas ellos enseñaron aún pueden encontrarse hoy dispersas entre los varios grupos de cristianos conservadores. Sin embargo ningún grupo en particular sostiene por sí mismo todas sus enseñanzas. Básicamente no hay creencia cristiana primitiva que algún grupo protestante no haya enseñado basado en la idea de “sólo la Escritura.”

Por ejemplo, los anabaptistas mantuvieron la mayor parte de las creencias y prácticas de los primeros cristianos. Los anabaptistas surgieron de la Reforma en la Suiza del siglo XVI y enfatizaron vivir según los principios del Sermón del monte. Debido a su fidelidad al Señor y a su creencia en la separación de la iglesia y el Estado, fueron cruelmente perseguidos por las iglesias católicas, luteranas y reformadas. Sus descendientes aún se encuentran en la actualidad entre los menonitas, amish y huteritas.

Otro grupo bíblico cuyas enseñanzas y prácticas son similares a las de la iglesia primitiva son los Hermanos bautistas alemanes. Ellos surgieron en los primeros años del siglo XVIII de una pequeña congregación de cristianos en Alemania, los cuales tuvieron el propósito de retornar al cristianismo primitivo, y terminaron huyendo a América debido a la persecución por parte de las iglesias reformadas del Estado y las luteranas.

Quizá no debería decir que cuando leas descubrirás que las creencias y prácticas de los primeros cristianos son radicalmente diferentes que las tuyas. Ni siquiera sé cuáles son tus creencias. Todo lo que sé es que la mitad de mis creencias concordaba con las de ellos. Pocas personas descubrirán que las creencias de la iglesia primitiva son casi idénticas a las suyas. Por ejemplo, pasé una tarde con un hombre que era un estudiante serio de la Biblia. Él nunca había leído los escritos de los primeros cristianos y mostraba muy poco interés en ellos. Sin embargo, en el transcurso de nuestra conversación, me di cuenta que él sostenía casi todas las mismas doctrinas que las de la iglesia primitiva.

Un doble estándar

Sectas modernas como la de los Testigos de Jehová generalmente enseñan que la iglesia llegó a ser apóstata inmediatamente después de la muerte de los apóstoles. “Por lo tanto,” ellos argumentan, “el registro histórico no tiene valor. Más bien, debemos interpretar las Escrituras por nosotros mismos, sin hacer referencias a lo que alguien haya creído en el pasado.”

Por el contrario, los cristianos ortodoxos sostienen que no debemos separarnos del cristianismo histórico. En nuestros libros sobre las sectas nos jactamos de estar defendiendo el “cristianismo histórico.” Por ejemplo, en su libro “¿Cuál es la diferencia?,” Fritz Ridenour, escribe: “La diferencia tratada en este libro está entre la fe cristiana histórica y las principales religiones y sectas del mundo.”42 En el libro Manual de las religiones actuales, Josh McDowell y Don Stewart dan la siguiente definición de secta: “Una secta es una perversión, una distorsión del cristianismo bíblico y/o un rechazo de las enseñanzas históricas de la iglesia cristiana.”43

Sin embargo, a pesar de que públicamente lo anunciamos, muchas de nuestras doctrinas y prácticas no están de acuerdo con las enseñanzas históricas de la iglesia. Y, ¿cuál es nuestra respuesta cuando esto se saca a la luz? ¿Cambiamos con humildad nuestras creencias y prácticas para conformarlas al registro histórico? Temo que no. Más bien, rápidamente cambiamos el tono de nuestra voz y afirmamos que los primeros cristianos estaban equivocados. Así que después de mucho preámbulo sobre la importancia del “cristianismo histórico,” nuestra reacción y respuesta no es diferente a la de las sectas cuando nos enfrentamos al verdadero cristianismo. ¿No es ésa una respuesta un poco hipócrita?

Por fin, lo único de lo cual podemos jactarnos es que nuestras doctrinas son más antiguas que las de las sectas. Pero si nuestras doctrinas no tienen su origen en la iglesia primitiva, ¿qué de valor hay en ellas? Por otro lado, si por “cristianismo histórico” queremos decir las doctrinas que la iglesia desarrolló a través de los siglos, entonces todos deberíamos ser católicos romanos u ortodoxos orientales.

Prácticamente todos los cristianos reconocen el valor y el peso de los escritos de los primeros cristianos. Pues nosotros citamos intuitivamente de ellos cuando están de acuerdo con nosotros. Hablamos de su testimonio como evidencia incontrovertible de que la iglesia en el principio entendió una doctrina en particular del mismo modo como nosotros la entendemos. Sin embargo, cuando sus escritos no concuerdan con nuestras posiciones, inmediatamente descartamos todo lo que ellos dicen como algo sin valor. ¡Qué doble estándar!

Y Dios aborrece el doble estándar. “No tendrás en tu bolsa pesas diferentes, una grande y una pequeña. No tendrás en tu casa medidas diferentes, una grande y una pequeña. Tendrás peso completo y justo; tendrás medida completa y justa, para que se prolonguen tus días en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da. Porque todo el que hace estas cosas, todo el que comete injusticia, es abominación para el SEÑOR tu Dios” (Deuteronomio 25:13-15). Ese pasaje trata de usar pesas y medidas dobles para cosas materiales. ¿Será diferente ese principio para los asuntos espirituales? Si la deshonestidad en las cosas materiales es mala, ¿será diferente en las espirituales?

Una de las críticas principales que he recibido en los últimos años es que “tomo muy seriamente los escritos de los primeros cristianos.” Aunque sólo me estoy esforzando en ser honesto en lo espiritual. Yo creo firmemente que ninguno de nosotros debería usar un doble estándar. O aceptamos honestamente la evidencia histórica de los escritos de los primeros cristianos o deberíamos dejar de citar de ellos completamente. O ellos eran cristianos ortodoxos o eran herejes. Citarlos cuando apoyan las creencias de nuestra denominación, y luego llamarlos herejes cuando no las apoyan es hipocresía.

“¡Bien, no los necesito!,” podrías estar pensando. “Lo único que necesito es mi Biblia.” Pero tú ya estás confiando en los primeros cristianos, sin saberlo probablemente.

Notas:
41. J. Harold greenlee, quoted in Josh McDowell, Evidence That Demands A Verdict, (San Bernadino, CA: Here’s Life Publishers, INc., 1979), p. 50.
42. Fritz Ridenour, So what’s the difference? (Glendale, Ca:G/L Publications, 1967), p. iii.
43. Josh McDowell and Don Stewart, Hand Book Of Today’s Religions (San Bernadino, CA: Here’s Life Publishers, INc., 1979), p. 17.

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